Desde su irrupción en la historia, los medios audiovisuales han permitido el registro de los principales eventos de la humanidad y, por su propia naturaleza, han trascendido fronteras culturales e idiomáticas, llegando a todas las personas, más allá de su nivel de alfabetización.
Hasta la era digital, los registros audiovisuales fueron posibles gracias a soportes extremadamente perecederos y, según estimaciones, queda poco tiempo para digitalizar un vasto contenido audiovisual, antes de que se pierda para siempre.
En este escenario, durante 2005, la UNESCO aprobó la conmemoración del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, con el claro objetivo de concientizar a la población mundial sobre la necesidad de preservar los históricos documentos audiovisuales.