Un arqueólogo alemán aficionado, Heinrich Schliemann, fue responsable de uno de los descubrimientos más famosos del siglo XIX. En 1870 comenzó a excavar el montículo llamado Hissarlik, en Turquía, y encontró lo que se cree son las ruinas de Troya. En Grecia halló los enclaves de Micenas el 6 de diciembre de ese mismo año. Descubrimientos de fortificaciones, cerámica, ornamentos y tumbas reales -conteniendo oro y otros artículos- demostraron la existencia de una civilización muy desarrollada que había florecido desde aproximadamente el 1500 hasta el 1200 a.C. El trabajo de Schliemann fue continuado por numerosos arqueólogos en el siglo XX. En el segundo milenio a.C Micenas era uno de los mayores centros de la civilización griega, una fortaleza militar que dominaba gran parte del sur de Grecia. El periodo de historia griega comprendido entre el 1600 y el 1100 a.C. se denomina micénico en reconocimiento a la posición de liderazgo de este lugar. Cabe destacar que los habitantes de este periodo se llamaron a sí mismos aqueos y son los Griegos Heroicos.