El 5 de octubre de 1938, las autoridades nazis cancelaron la vigencia de los pasaportes de personas judías y comenzaron a identificar los pasaportes extendidos para la emigración del colectivo social con el sello de la letra "J", en alusión a "Jude" ("Judío").
La medida se inscribió en el contexto de un año calificado por los documentos alemanes de la época como "crucial", cuando la política nazi alcanzó límites extremos contra los judíos, intensificó el expansionismo territorial y aceleró la preparación bélica.
Una ley sancionada durante aquel año, obligó a que los hombres y mujeres judíos añadan el nombre de "Israel” o “Sara”, respectivamente, a sus propios nombres. La medida afectó a todos aquellos que no llevaran un nombre típicamente judío, de acuerdo a una lista oficial.
Así, la estigmatización del colectivo judío en la órbita del poderío nazi sufría una de las más crueles estigmatizaciones de la historia, aunque, tal y como sucedió después, se trató tan solo de una antesala al horror del genocidio.
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