El legado indispensable de la Primera Guerra Mundial
El periódico norteamericano The Wall Street Journal ha elaborado, en su pagina web, un mapa interactivo exhaustivo de todos los legados que ha dejado al mundo la Primera Guerra Mundial, a un siglo de su comienzo, abarcando diversas categorías como “figuras notables”, “táctica y estrategia”, “Hitler”, “fascismo”, “submarinos”, “armas químicas”, “poesía”, “música clásica” y muchas otros. Este es un detalle de aquellos legados que, si bien son indispensables para la vida cotidiana tal como la conocemos, pocas veces se piensa en el momento histórico de su creación o su transformación definitiva, ni se los vincula de manera inmediata con los efectos de la Gran Guerra.
Los preservativos.
Esta técnica anticonceptiva existía mucho antes de la Primera Guerra Mundial, pero su masificación es una consecuencia del conflicto. Durante la guerra eran entregados a los soldados alemanes y británicos, pero los estadounidenses se resistieron a su distribución por cuestiones morales, argumentando que ello fomentaría la fornicación. Durante la Primera Guerra Mundial, el Ejército de los EE.UU. perdió más de 10.000 hombres a causa de enfermedades de transmisión sexual. Habiendo aprendido su lección, la distribución de preservativos se hizo efectiva a los soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Según muchos especialistas en salud pública, la Primera Guerra Mundial abrió el camino para los programas de educación sexual para el personal militar en los EE.UU.
La psicoterapia
La Primera Guerra Mundial dio lugar a un gran cambio en el enfoque de los médicos para las explicaciones somáticas de las enfermedades. El número de soldados que regresaron con "neurosis de guerra" desafió el supuesto de que había personas "sanas" y "locos". Los médicos comenzaron a aceptar que las condiciones ambientales y el estrés juegan un papel en la salud mental y física. Los psiquiatras, que anteriormente trabajaban principalmente en los hospitales psiquiátricos, comenzaron a atender a los pacientes en la comunidad.
Las caricaturas
La popularidad de caricaturas y dibujos animados surgió durante la Primera Guerra Mundial, cuando poblaron revistas, carteles y postales. Sirvieron como válvula de escape que permitía a los ciudadanos burlarse de los políticos o del enemigo, o para compensar las realidades nefastas del día a día y canalizar la experiencia de la guerra.
Los cascos
La Primera Guerra obligó a cambiar drásticamente el tipo de cascos. En 1915 el francés August-Louis Adrian diseñó el casco de acero fino, con una visera soldada en la parte delantera y una cresta corriendo por el medio. En Gran Bretaña surgió poco después un casco de acero más grueso, el Brodie, que recordaba a los sombreros usados por los hombres de Enrique V en Agincourt. Alemania en 1916 fijó el estándar para cascos con el Stahlhelm del Dr. Friedrich Schwerd, el cual sería usado por las fuerzas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, y cuyo modelo se utiliza, con variaciones, en ejércitos de la actualidad.
La cirugía plástica
Los primeros injertos exitosos de piel se realizaron en soldados cuyos rostros habían sido gravemente desfigurados por las balas en el frente occidental. Harold Gillies, un cirujano nacido en Nueva Zelanda, fue pionero en el tratamiento en Inglaterra. Sus acciones fueron impulsadas por las miles de víctimas que regresaban de la batalla en 1916 y allanó el camino para la cirugía plástica de hoy en día. Una de las técnicas innovadoras introducidas por el Dr. Gillies fue la que utiliza el propio tejido de un paciente para ayudar a la cirugía de reconstrucción bajando la probabilidad de rechazo.
FUENTE E IMÁGENES
Wall Street Journal; Educ.Ar; Pulso Ciudadano