Argentino desarrolla gafas "eternas", sin cristales, para casi cualquier defecto de la vista
El increíble desarrollo tecnológico del siglo XXI parece contrastar con algunos elementos que, simplemente, se quedaron en el tiempo. Esto fue lo que descubrió el argentino y profesor de ingeniería electrónica Carlos Mastrangelo, cuando cumplió los 50 años y su visión se deterioró.
Como millones de personas en el mundo al envejecer, Mastrangelo perdió su habilidad para ajustar el cristalino y, por lo tanto, comenzó a ver de manera borrosa. Sin embargo las soluciones ofrecidas por la ciencia no le resultaron en absoluto eficientes: si empleaba lentes simples, debía quitárselos cientos de veces para ver los objetos lejanos, mientras que si empleaba lentes bifocales y multifocales (inventadas por Benjamin Franklin en el siglo XVIII), su campo visual se veía severamente reducido.
Esto motivó a Mastrangelo a resolver el problema por sí mismo. Como profesor de la Universidad de Utah, Estados Unidos, reunió a algunos de sus colegas e ingenieros para trabajar en su proyecto de “gafas inteligentes”. Por el momento, las gafas del futuro cuentan con un micro-controlador que ajusta constantemente el poder de los anteojos para ver objetos nítidamente a cualquier distancia.
Además emplea lentes líquidos (una membrana elástica de goma de silicona muy fina) en lugar de los cristales tradicionales. Lo más sorprendente sea tal vez que para determinar la clase de defecto óptico que tiene el usuario, los lentes emplean una aplicación móvil vía Bluetooth, pudiendo resolver cualquier problema vinculado con el enfoque.
Según Mastrangelo, el límite para sus anteojos inteligentes está dado por los problemas asociados al daño en la retina (retinitis pigmentosa o visión tunelífica) y problemas con el bloqueo del cristalino (cataratas), que requieren una cirugía óptica o prótesis de retina. Según el profesor, una de las mayores dificultades del proyecto reside en generar una batería lo suficientemente liviana y de duración prolongada, para cargar los anteojos. Se estima que el producto final estará a la venta en dos o tres años.
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Fuente: BBC