Servitje: proviene del latín servitiaque significa servicio.
Si hay una palabra que define la vida de Lorenzo Servitje es “Servicio”.
Lorenzo quería ser escritor, historiador, incluso religioso, pero la muerte de su padre a los 18 años lo llevaría a hacerse cargo del negocio familiar postergando su vocación. Ese joven que “no quería pasar toda su vida vendiendo panquecitos” empezaba su carrera empresarial poniéndose al servicio del bienestar familiar y terminaría creando la panificadora más grande del mundo, Bimbo.
Panificación Bimbo fue pensada por Lorenzo y sus socios durante dos años y medio y nacería teniendo su futuro escrito. Crecería a una velocidad inimaginable, innovaría en muchos campos y soportaría muchísimos tropiezos, pero nunca perdería la esencia de su creador, el servicio.
“¿Para que estamos aquí, si no es para tratar de mejorar el mundo en el que vivimos, para superarnos en el diario vivir?” Lorenzo Servitje
Bimbo, una empresa que llama a sus empleados de colaboradores y en tiempos de crisis en lugar de deshacerse de ellos arriesga creando nuevos productos para conservar sus fuentes de trabajo. Una empresa que no ha sufrido una sola huelga en toda su historia. Una empresa creada por un grupo de jóvenes entre los que había uno que no quería vender pan, quería servir.