Horatio Herbert Kitchener fue un importante militar y político británico que dirigió la gran campaña de reclutamiento por parte de las fuerzas inglesas.
Horatio Kitchener nació en Ballylongford, Irlanda, el 24 de junio de 1850. Estudió en la Real Academia Militar de Suiza y luchó como voluntario del ejército francés durante la guerra Franco-Prusiana. En 1871 se alistó en los Ingenieros Reales del ejército británico, sirviendo en Palestina, Egipto y Chipre, donde aprendió a hablar árabe.
Kitchener alcanzó la fama al participar en la reconquista de Sudán para la Corona Británica. En 1898 se le encomendó la creación de un gobierno colonial que mantuviese la paz en Sudán. La gran labor que hizo durante ese periodo condujo a que, en 1899, una de las pequeñas islas del Nilo fuera denominada Isla Kitchener.
Luego participó de la Segunda Guerra de los Boers, en Sudáfrica, donde cumplió el cargo de Comandante en Jefe de las tropas británicas. El poder de Kitchener iba en ascenso y él aspiraba a ser Virrey de la India, la principal colonia británica. Más allá de sus intentos, no lo consiguió y debió contentarse con el puesto de Gobernador General de Egipto y Sudán.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, el Primer Ministro británico nombró a Kitchener como nuevo Secretario de Estado de Guerra. Horatio predijo que la guerra sería larga, tendría un gran número de víctimas y requeriría de grandes ejércitos con los que poder derrotar a Alemania, postura que era contraria a la de sus compañeros.
Ante esto, decidió emprender una enorme campaña de reclutamiento de tropas en la que las ciudades se empapelaron con carteles en los que el mismo Kitchener señalaba al posible recluta bajo el lema Britons wants you ("Los británicos te llaman"). Este modelo de cartel sería inspiración directa del famoso “I want you”, protagonizado por el Tío Sam en Estados Unidos a partir de 1917.
En mayo de 1916, comenzó a organizarse una misión diplomática en Rusia, la cual quedaría en manos de Kitchener. Esta misión sería la única que Horatio no llegaría a completar satisfactoriamente ya que el barco que se dirigía hacia Rusia chocó con una mina submarina, hundiéndose junto con 650 hombres, entre ellos el propio Kitchener. El mismo día del hundimiento, la última división del ejército de Kitchener tomaba posiciones en el norte de Francia, donde ayudarían a derrotar al Imperio Alemán en 1918.
Tras su muerte se rindieron varios homenajes, entre ellos la fundación del Lord Kitchener National Memorial Fund, destinado a ayudar a las víctimas de la guerra. Esta fundación sigue actualmente en funcionamiento, concediendo becas universitarias a los soldados, ex-soldados e hijos de militares.
Han existido numerosas versiones y teorías conspiratorias en torno a la muerte de Kitchener. Algunas aluden que Kitchener fue en realidad asesinado por el propio Gobierno Británico que lo veía como un militar anticuado que estorbaba en el desarrollo de la guerra moderna. Sin embargo, todas estas versiones han sido desmentidas y resultan inverosímiles.