Andrew Browne Cunningham, primer Lord del Mar de la flota Británica, dirigió las fuerzas navales de su país durante la Segunda Guerra Mundial, siendo su principal preocupación la seguridad de los convoyes que se dirigían hacia Egipto y Malta.
A. B. Cunningham nació el 7 de enero de 1883 en Dublín, Irlanda. Con la corta edad de diez años fue alistado en la academia naval, comenzando así su relación con la Royal Navy. Durante la Primera Guerra Mundial, comandó el destructor Scorpion y fue altamente condecorado por sus acciones.
Luego, durante el periodo de entreguerras, Cunningham aprovechó su tiempo para realizar prácticas de maniobras con la flota, donde aprendió los riesgos y virtudes de las acciones nocturnas, perfeccionando así técnicas que después utilizaría en la Segunda Guerra Mundial.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial, es nombrado Comandante en Jefe del Mediterráneo, donde se ocupó de proteger y conservar Malta, un punto estratégico crucial en estado de guerra.
La principal amenaza de Cunningham era la Regia Marina italiana, ya que contaba con una flota considerable y teóricamente superior a la británica. Preocupado por la amenaza de los italianos, planeó la «Operación Juicio», un ataque sorpresa sobre el puerto de Tarento, donde se hallaba el grueso de la flota italiana. El ataque fue un gran éxito, la flota italiana perdió la mitad de sus efectivos en una sola noche. Con dicha operación La Royal Navy había lanzado el primer ataque naval totalmente aéreo de la historia. Se cree que este ataque fue concienzudamente estudiado por los oficiales japoneses durante el planteamiento del ataque sobre Pearl Harbor.
En la batalla del Cabo Metapan, Cunningnham desplegó todos sus conocimientos sobre el combate naval nocturno, logrando una victoria estratégica que devino en el abandono del Mediterráneo por parte de la Regia Marina Italiana.
El 20 de Mayo de 1941, Cunningham lideró la evacuación de 22.000 hombres desde Creta, la cual parecía una misión suicida. Cunningham insistió con que la Armada no podía abandonar al Ejército en esta operación que carecía de protección aérea; y cuando los generales del ejército temieron que se perdieran demasiados barcos, Cunningham dijo la famosa sentencia: “Cuesta tres años construir un barco; y cuesta tres siglos construir una tradición”. Gracias a la actitud de Cunningham se rescataron 16.500 de los 22.000 hombres.
El 21 de octubre de 1943 Cunningham se convirtió en el Primer Lord del Mar y Jefe del Estado Mayor Naval, siendo responsable de la dirección de la Armada durante el resto de la guerra. Participó en el desarrollo de la estrategia que incluía el desembarco de Normandia.
Cunningham falleció en Londres el 12 de junio de 1963 y sus restos descansan en el mar.